domingo, 5 de mayo de 2013

EUROPA, EUROPA ( 1990 )

   Relato personal basado en hechos reales de las vivencias de Salomon Perel, un joven judío polaco, que se ve inmerso en la barbarie que propició el III Reich de Aldolf Hitler. La persecución que se impone contra los judíos, como sucedió en la Noche de los cristales rotos, en la que son destruidos muchos establecimientos y  pequeños negocios regentados por familias judías, da inicio a la película, siempre narrada desde el punto de vista del joven Salomon ( Marco Hofschneider) . Él tiene que huir junto con su familia hacia polonia . Allí sus padres, para salvar a parte de la familia, obligaN a un hermano suyo a acompañarle en una huida hacia el este, escapando de los nazis. Estamos ya en plena guerra mundial y Polonia está dividida por el momento, con el control soviético del este. Cruzando un río por la noche  ambos hermanos se alejan y Salomon caerá en manos de los soviéticos, acabando en un horfanato. Allí recibirá una estricta educación en los valores comunistas, en el ateísmo militante y en el odio al capitalismo y al nazismo. Allí, en ese breve lapso de tiempo en el que vive en el mundo socialista, suceden escenas como cuando se intenta demostrar la no existencia de Dios y surgen ciertas oposiciones por parte de católicos. Pero Salomon sabe pasar desarpecibido, aunque llega a gustar a los comisarios políticos soviéticos. 

  Pero pronto los nazis lanzarán su Operación Barbarroja, ocupando toda Polonia y avanzando hacia la URRS. Salomon, en la huída junto a sus compañeros del orfanato, junto con una maestra que se ha enamorado de él, caerá en manos de los Alemanes y perderá de vista a sus amigos. Los nazis lo atrapan, junto a otros que huían hacia el este y con bastante suerte y habilidad podrá hacerse pasar por otra persona, ocultando que es judío, convirtiéndose involuntariamente en un joven admirado, en un héroe nazi, ya que es tomado como víctima del comunismo. Jupp, como así se hará llamar y conocer, hará lo indecible para conseguir prosperar, salvar su vida, representando un papel que le asquea, que le causa graves dilemas morales  pero que, en definitiva, es imprescindible para su supervivencia. Finalmente acabará accediendo, como un héroe como decíamos, a un elitista colegio- residencia para las juventudes hitlerianas. Solo su habilidad logrará salvarle la vida, evitando en todo momento ser desnudado en reconocimientos médicos para que no descubran su circuncisión y su engaño.


  Lo más interesante de esta magnífica película es que describe  muy bien, con las experiencias vividas por Jupp, los dos mayores totalitarismos del siglo XX: el comunismo, en su versión estalinista y el nazismo. Porque nuestro protagonista, un joven aguerrido, es testigo en primera persona de lo que se puede observar como una purga estalinista y, después, vive todo el horror del mundo nazi, viendo incluso a sus propios hermanos de religión y raza ser exterminados. La visión del Guetto de Varsovia es verdaderamente espeluznante.

  Y otro acierto de la película, que fue más premiada fuera de su país que dentro, es que no da una visión de la II Guerra Mundial épica, ni siquiera del Holocausto, sino más bien de un aspecto particular, dando una visión íntima, minimalista, sin descuidar las grandes tragedias de aquella época. Vemos a Jupp representando una vida falsa pero que le va salvando el pellejo y, mientras eso sucede, vemos pasiones, amores, traiciones, miedos que están latentes en toda la película porque, a pesar de su enorme suerte, nunca puede estar totalmente seguro de que no lo vayan a descubrir.

   La directora polaca Agnieszka Holland realiza un maravilloso trabajo de caracterización de personajes, sobrio, sin alharacas.  Su dirección es pausada, utiliza grandes planos en pequeños espacios que son muy expresivos, anuncian toda la atrocidad que vivió Europa en aquel tiempo. Dirige muy bien a los actores consiguiendo que estos den lo mejor de sí  mismos. Aunque en ocasiones las situaciones sean demasiado frías, quizás peque de eso, en la exploración de ese mundo nazi, que se representa asépticamente, con poca pasión, pero que no por ello deja de ser un fiel retrato de los horrores que vivió la europa de Hitler. Vemos lo que pasaba en las entrañas del nazismo, en un colegio para superhombres donde el profesor de historia analiza los cráneos de diversos individuos para mostrar la manifiesta inferioridad de la raza judía, la perversa raza judía y exhibe a Jupp como símbolo de la pureza de la raza aria, midiendo sus dimensiones craneales. Una escena que lo dice todo.

   El debutante actor, el joven  Marco Hofschneider realiza una gran interpretación, creíble desde el punto de vista de su papel, el de un joven que lucha por sobrevivir en un mundo hostil y se enfrenta no solo a su propio destino sino al de todo su pueblo, del que debe abdicar para sobrevivir pero al que acaba volviendo como no podía ser de otra manera. El resto del reparto está correcto, incluso una jovencísima Julie Delphy, novia del protagonista durante su etapa de internado, que refleja todo el lavado de cerebro que un régimen totalitario realiza con los más jóvenes. 

  La banda sonora es de esas que dejan poso. Es como un aullido, un alarido contínuo que rebota en nuestro cerebro de forma incesante y que refleja muy bien las escenas duras y terribles que vamos viendo a lo largo del film .

 Una película con escenas sobrecogedoras, el ya citado guetto de Varsovia visto desde un tranvía que lo atraviesa pero con los cristales tintados, para que la población no sea consciente del horror o bien haga como que no se entera, la escena de la homosexualidad de un oficial Alemán, la escena del cementerio judío desmantelado, con las enormes lápidas apiladas cubriendo un enorme espacio. Son en definitiva arquetípicas de esta película, que resulta imprescindible y necesaria.
 

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