lunes, 29 de abril de 2013

CREMATORIO (2011)

 
   Una de las mejores series de televisión o, mejor dicho, miniserie, que los telespectadores españoles han tenido la oportunidad de disfrutar. Con un magnífico guión, duro y creíble, centrado en la corrupción política y su realción con las mafias del este y de la construcción en la costa mediterránea ( en una imaginaria Misent, que es, claramente, alguna ciudad del levante español)  la historia se va desarrollando lentamente en una sucesión de capítulos que dejan al espectador literalmente sin aliento, preguntándose: ¿todo esto ha podido pasar en realidad o es pura ficción?. Y, evidentemente, tiene enormes dosis de ficción, es una historia imaginaria, pero que  podría haber pasado y no nos extrañaría nada que así hubiera sido.  


    Lo que se narra en la serie es la vida de un veterano constructorRubén Bertomeu ( José Sancho) casado en segundas nupcias con una bella azafata ( Juana Acosta), y sus prácticas empresariales en las que carece del más mínimo escrúpulo a la hora de llevar adelante sus objetivos. Unta a todo tipo de  políticos y dispone de un buen número de empleados, digamos que "especiales", que le han venido haciendo el trabajo sucio durante décadas. Sus prácticas se acercan más a la actividad de una auténtica mafia, estorsionando, coaccionando, sobornando e, incluso, llegado el caso, eliminando físicamente a sus enemigos. Sus tentáculos abarcan también concesiones de tanatorios y otra serie de negocios turbios. La muerte de su hermano le hace reflexionar sobre su pasado, en una tranquila costa mediterránea en los años 60 y cómo había construido de la nada su imperio empresarial y urbanístico. Mediante contínuos flash-backs vemos el humilde origen, partiendo de un pequeño negocio familiar ligado a la agricultura. Y vemos a un Rubén ya ambicioso, planeando llegar muy lejos y cómo su hermano y madre se oponen a toda esa alocada idea de forrar de ladrillos toda la costa mediterránea.

  El inicio es impactante, pues salta por los aires uno de sus negocios-tapadera, el tanatorio, dónde se descubre accidentalmente que se trasladan cuerpos troceados sin permiso alguno por la ciudad. A partir de ahí la policía y un juez valiente, apoyado por la fiscalía comienzan a tirar del hilo. Iremos viendo desfilar toda esa trama corrupta, donde llegaremos a observar prácticas de auténtica banda mafiosa como utilizar caballos muertos para transportar drogas.

  Para empeorar las cosas, uno de sus empleados, Collado ( Pep Tossar), casado y con hijos, que ha perdido la cabeza por una prostituta huye con ella del puti-club siendo perseguido por un mafioso ruso dueño del prostíbulo. Este mafioso del este, que también es dueño de un club de fútbol, se enfadará mucho y tratará de acabar con él. Como quiera que este personaje secundario se ve desprotegido por su amo, acude a la policía a denunciar a su jefe, como venganza. A partir de ahí se suceden los acontecimientos porque el juez y el fiscal ven la oportunidad perfecta para hincarle el diente al todopoderoso Rubén Bertomeu e imputarlo por diversos delitos.



   La serie es impactante y atrapa desde el primer capítulo. Nos llega a entristecer que sólo tenga una temporada, porque representa muy bien nuestra realidad cotidiana y está francamente muy bien realizada. Es nuestra historia más reciente, políticos corruptos y concejales de urbanismo a sueldo, ignorantes que creen que el progreso está en el ladrillo,  despilfarro de unos nuevos ricos, lujo, esnobismo. El personaje de la hija de Bertomeu, una magnífica Alicia Borrachero, es paradigmático. Artista, galerista de arte gracias al padre mafioso, apartada de toda esa ponzoña, irá descubriendo todo lo que su padre le había ocultado, a la vez que su propia vida y matrimonio hacen aguas, impotente también con su  hija hippie y rebelde.

   La ambientación está muy lograda, con  unos exteriores rodados en Alicante y su provincia, no dejan lugar a la duda de las intenciones de la realización.Hasta la cabecera de la serie demuestra buen hacer, está muy lograda, es excepcional, incluso la canción de Loquillo.  Realidad y ficción se entremezclan en un cócktel tremendamente explosivo y que se llevará por delante todo ese espectáculo caricaturesco, cómico y trágico a la vez, de nuestro bendito paraíso terrenal mediterráneo. La serie, que consta tan solo de 8 capítulos, ¡¡pero qué capítulos, que tensión, que acción, que intriga, que drama¡¡, deja muy buen sabor de boca. No podemos equipararla a las grandes series sobre mafia americanas, pero para ser un producto nacional obtiene una nota muy notable.

  Las actuaciones son excepcionales, no sólo la de Sancho, en uno de sus últimos grandes papeles, sino el resto de actores secundarios, pues es una serie de magníficos secundarios que rodean al gran Pepe Sancho. Parece un papel hecho para él, que solo él podría representar.  En definitiva un excepcional producto televisivo español, muy superior a la media de lo que se hace por estos pagos. Como curiosidad, aparece la maqueta real del que iba a ser megapalacio de congresos de Alicante, con lo que resulta curioso que las autoridades valencianas se prestaran a colaborar con la serie. Evidentemente no habían leído el guión.


   Valga este comentario como  homenaje al tristemente fallecido José Sancho, actor de raza, de los que ya van quedando pocos, de una generación que tuvo que vivir en dictadura y salir a flote con mucha dedicación y entrega. In Memoriam.

LA MUERTE DE MIKEL ( 1983 )

 
  Película ambientada en la España de la Transición, en el País Vasco. Naturalmente aparece de lleno el conflicto político existente, el terrorismo etarra y la lucha parapolicial del Estado, y también algunos aspectos de las nacientes estructuras de los partidos políticos. Todo ello tocado de una manera marginal, muy transversalmente, sin entrar a fondo a tocar los problemas. Y quizás en eso falle la película. Mikel, el personaje principal ( Inmanol Arias), en un farmaceútico de una pequeña localidad guipuzcoana. Su vida personal es un desastre: su  matrimonio hace aguas y  su persona también. Vemos a lo largo de la película a un personaje errabundo, sin tener muy clara su personalidad. Se ha casado y también ha ejercido malos tratos a su pareja, recibe asistencia psiquiátrica, pero parece que no sale del pozo en el que está metido. Por otro lado, milita en una formación de la Izquierda Abertzale, es uno de sus más feroces militantes, apareciendo a la cabeza de las manifestaciones políticas en la calle. Aunque este aspecto quizás sea secundario porque Mikel va a descubrir, de manera casi accidental, su homosexualidad. Conoce a un travesti en Bilbao del que se acabará enamorando. Digamos que "saldrá del armario" y en su salida nos deja vislumbrar los enormes prejuicios sociales de los primeros 80, incluso en un contexto más progresista, donde se supone que recibiría más comprensión, es incomprendido. Su familia, muy conservadora en lo social, tampoco lo apoya. Llegará al intento de suicidio, como se puede preveer por la situación asfixiante que padece en el plano personal.


   El título ya anuncia el desenlace de la película, si bien este nos es mostrado contínuamente a lo largo del film, con contínuos saltos temporales hacia el  sepelio, en la iglesia del pueblo. De hecho la película comienza con dicho funeral. Un aspecto interesante es cómo los abertzales, los compañeros del partido, reivindican su muerte como un acto de violencia estatal, lo elevan a mártir, cuando nosotros ya sabemos, al ver la película, que la muerte de Mikel no tiene nada que ver con ello.

   Si la película nos quiere mostrar el ambiente que se vivía en una pequeña población vasca gobernada por los amigos de los terroristas, el ambiente de  intimidación  y la violencia de las fuerzas de seguridad, no lo consigue plenamente. Aborda ese tema como telón de fondo pero  se queda corta, en comparación con otras películas posteriores. El tema queda como de perfil, como muy de pasada. Quizás el guión pudo haber penetrado más en ese mundo o quizás no se pudo hacer por la época en que se rodó el film.

   Otro aspecto en el que la película falla es en la puesta en escena de los malos tratos que recibe Mikel de la policía. Son poco creíbles para lo que en realidad pudo haber pasado con las torturas y el crimen de Estado que se vivió entonces. La lucha parapolicial no aparece bien reflejada, solo unas leves palizas que recibe nuestro protagonista por su silencio, tratando de no implicar a ninguno de sus conocidos en los actos terroristas de ETA. Y después, tan tranquilo, sale a la calle. 
   

    Mejor tratada está la lucha entre su familia ultraconservadora, fundamentalmente la madre, y el protagonista cuando muestra claramente su orientación sexual, cuando pasea con su novio, el travesti Fama, las miradas de desaprobación del pueblo, ese ambiente opresivo en las costumbres sociales. Ahí está el gran acierto de la película, tratar ese tema en ese momento de la historia de nuestro país. Los malos tratos que inflinge a su mujer, de la que está separado pero hay una reconciliación momentánea al principio de la película, tampoco están muy bien abordados, es más, la escena en cuestión peca de morbo y violencia gratuítas, sin sentido. 

  El trabajo de Uribe es destacable pero quizás nos deja la sensación de un quiero y no puedo, de unas posibilidades desaprovechadas en cuanto a guión y un rodaje con abundancia de primeros planos que no logran transmitir toda la emoción que podría desprenderse de esas situaciones Logra captar el ambiente opresivo de un pueblo tan cerrado en lo social y político, donde aparentemente se está disfrutando de unas fiestas en las que se trata de arrancar de cuajo el cuello de un pato, lo cual no deja de ser paradigmático. El trabajo de Inmanol Arias es correcto, sin más, no llega a ser totalmente creíble en su papel, ni como maltratador, ni como líder violento abertzale, ni como homosexual. No me parece una interpretación a la altura de otras como en El Lute, por poner un ejemplo. Si que destaca y es creíble Ramón Barea, en el papel de líder batasuno, con una barba que a penas deja entrever su rostro. El resto de actores nadan en la mediocridad a excepción de la madre de Mikel ( Montserrat Salvador) que convence con su duro papel conservador, en lucha constante con su hijo.


  Esta dualidad de la que hablo, entre un pueblo progresista en lo político (aunque con amenza de terrorismo) y socialmente tan conservador queda también en un final poco claro, con demasiados interrogantes. Sabemos que no es una muerte política porque en el momento anterior al fallecimiento ( que no se muestra) Mikel está solo, queda ese interrogante que, sin embargo, no desluce del todo la película, que es un retrato del conflicto vasco en un pequeño pueblo en la Transición y de la moral arcaica de la sociedad no solo vasca, sino española del post-franquismo. Y si que aparece una crítica hacia ese mundo filoterrorista que busca rentabilizar políticamente cada muerte propia. Aunque para ser sinceros debemos afirmar que la cinta ha envejecido muy mal, en su momento podía ser rompedora pero vista desde la óptica actual es antigua, arcaica, incluso si la intentáramos ver con los ojos de 1983.

domingo, 28 de abril de 2013

EL GENERAL DELLA ROVERE ( 1959)

   Extraordinaria película del maestro del Neorrealismo Roberto Rosselini, en este caso con la presencia del director y ocasional actor Vittorio De Sica, en un papel memorable.  Nos encontramos en la Italia de la II Guerra Mundial, concretamente en 1943, cuando los aliados ya han desembarcado en el sur y avanzan hacia el norte. La parte norte del país está bajo ocupación alemana. La acción se desarrolla en la ciudad de Génova. Allí, Bertone ( Vittorio de Sica), un delincuente de medio pelo, un estafador con ínfulas teatrales acaba siendo arrestado por los nazis.
   Estos, para perdonarle la vida, le obligan a hacerse pasar por un militar antifascista, con el objetivo de inflitralo en la Resistencia y delatar a todos sus enemigos. Le darán el nombre falso del general Della Rovere. Bertone, para salvar su pellejo, acepetará su misión y la tomará como una oportunidad para, por fin, ser alguien importante, pero detrás de esa pilluelo, sinvergüenza y crápula empedernido hay una persona con sentimientos y sensibilidad, que no dudará en dar la cara, en enfrentarse al poder establecido jugándose el tipo.




   La película tiene dos partes diferenciadas: la primera, en la que aparece el protagonista haciendo de las suyas, engañando a su mujer, siendo un poco "viejo verde" ( algo que se repetirá en De Sica), y estafando al más pintado,se desarrolla a una gran velocidad. Después llega la segunda parte, cuando entra en prisión y comienza, lentamente, a ir cambiando de mentalidad, hasta llegar a su verdadera concienciación. La velocidad es menor, es más pausada, como queriendo reflejar el lento proceso de cambio intelectual de Bertone.

    La película supone, en el cine de Rosselini un regreso al neorrealismo de sus obras anteriores.  Rodada en un necesario blanco y negro, como correspondía, con buena parte de la narración fílmica rodada en interiores y destacando un cierto carácter documental en el desarrollo de los acontecimientos.De Sicca hace un papel extraordinario, quizás su mejor interpretación: está creíble, mágico, extraordinario. Lo borda.

El magnífico guión sirve a la causa que pretende defender, al antifascismo militante del director y nos adentra en una cuestión moral sobre la necesidad de servir a los demás, de lo que es correcto en épocas duras, en momentos difíciles y sobre la mentira y la verdad y el triunfo final de esta.  Una película imprescindible sobre la II Guerra Mundial y sobre el Neorrealismo Italiano. Una película que llega al corazón por su final, un final muy acorde con los tiempos que nos ha tocado vivir.

  

viernes, 26 de abril de 2013

HABEMUS PAPAM ( 2011 )

    Curiosa película del cineasta y actor italiano Nanni Moretti, grandemente alabado por su excepcional querido diario ( Caro diario) que propiciaría su salto a la fama internacional. En este caso, en el habitual tono humorístico- satírico que suele utilizar en casi todas sus obras describe la elección de un nuevo papa, con una perfecta ambientación del cónclave en plena capilla sixtina.

     Todo parece marchar como corresponde, en una narración fílmica quasi televisiva, periodística: tras los debates y votaciones entre el colegio cardenalicio, llegamos a la fumata blanca. El elegido, apesadumbrado por la responsabilidad que acaba de serle encomendada, acepta, siguiendo los  pasos que marca la milenaria tradición. Pero muy pronto, cuando está siendo ayudado por el camarlengo a elegir la vestimenta oportuna, su talla, para salir al balcón de San Pedro y ser anunciado a los fieles, sufre un repentino ( aunque anunciado desde las primeras escenas durante su elección) ataque de ansiedad que le imposibilita salir a pronunciar su discurso y bendición tradicional en estos casos. Tanta es la responsabilidad que siente sobre su persona que, a pesar de haber aceptado previamente el cargo ante el aplauso de los cardenales que acababan de darle la mayoría necesaria para investirlo como nuevo pontífice, decide renunciar al cargo. No se ve capacitado para tan magna tarea, la de dirigir a la iglesia católica. En un principio todos los presentes quedan desconcertados, no saben que hacer, puesto que ya se ha anunciado a los fieles en la plaza de San Pedro la fumata blanca. Todo el mundo,  a través de la televisión, conoce el nombramiento de un nuevo pontífice y este debe salir al balcón a proclamar al mundo su reinado. ¿ Cómo decir a toda la humanidad, expectante, que, a última hora, el nuevo pontífice ha decidido renunciar?. El marrón es de gran consideración.  
 
    Hasta ahí la película promete, pensamos que vamos a asistir a un ejercicio ciertamente complicado para convencer al anciano cardenal, interpretado por  Michel Picoli, que da muy bien en su papel, es convincente en su interpretación. Pero la película se queda en un gratuíto intento de divertir y quizás, criticar a la vez a la iglesia sin mucho sentido. Cierto que la historia que describe podría ser posible pero no nos imaginamos creíble todo el ambiente que describe puertas adentro del vaticano. En realidad, tras la primera renuncia del elegido, abrumado como decíamos ante tan magna responsabilidad, este es convencido para que no dimita, sino para que se lo vaya pensando, para que reflexione y acabe aceptando haciendo creer a los fieles que el papa está enfermo y que, por eso, no puede salir a saludarlos.  Pero la tarea será complicada, llevarán a un psiquiatra a la santa sede ( el propio director, Moretti) que comenzará a practicar terapia con el avejentado cardenal. Este le transmite sus temores y el especialista trata de paliarlos con consejos cada vez más absurdos.

     Para que el psiquiatra no pueda revelar lo que está pasando se le obliga a permanecer en la residencia Santa Marta, donde se hospedan los cardenales y el papa recién elegido. Allí entablará una simpática relación con los venerables ancianos. Pero el loquero tiene su vida privada y debe, a su vez, engañar a su familia, discutiendo con su mujer por el asunto. De repente el papa consigue escabullirse y, vestido de calle, se desvanece por las calles de Roma. El pánico se apodera de la sacrosanta institución aunque ahora se engaña al resto de cardenales para que no sepan de la escapada del pontífice. Este debe de atravesar un proceso de duelo, de reconocimiento de la realidad que le ha tocado afrontar en el final de su vida y lo irá asumiendo desde fuera, como si se tratase de un ser humano cualquiera que está tomando una cerveza en un bar, asistiendo al espectáculo televisivo.

  La película tiene aciertos, como desmitificar esa imagen seca y severa que tenemos de la curia y humanizarla. Los cardenales, ya hartos de tanta espera y de su incomunicación se las ingenian para entretenerse: juegan a las cartas e incluso organizan un partido de voleibol. Quizás la mejor escena sea la inicial, ese travelling con voces en off de los diferentes participantes en el cónclave, en la que todos piden a Dios que no lo elijan a el. La calidad técnica y el magnífico vestuario hacen más verosímil lo que es inverosímil, quizás ese sea el mayor mérito de la película.

   Sin embargo resulta en ocasiones tediosa y no tan graciosa como Moretti pretendiera. Si lo que buscaba era una reflexión sobre los males de la curia y una crítica a esta desde luego no lo consigue. En ese caso sería una película fallida. Si la intención es desmitificar un mito creo que tampoco llega a hacerlo, más bien propone un sencillo ejercicio de entretenimiento con un telón de fondo poco habitual. Buscar lo cotidiano en donde no lo hay, al menos en apariencia.

DOS MUJERES ( 1960 )

   Película del realizador Vittorio de Sica, uno de los genios del Neorrealismo Italiano de postguerra, que en esta ocasión nos cuenta la historia de una mujer valiente y decidida, llamada Cesira ( Sophia Loren) que, con su hija Rosetta ( Eleanora Brown), adolescente de 13 años y en plena ocupación nazi de Italia, decide refugiarse en una pequeña localidad de los montes de Ciociaria ( título original del film), en casa de unos parientes. Huye del horror y la barbarie de la guerra, escapa del drama del nazismo de la gran ciudad, una Roma triste, hacia un mundo rural mucho más agradable y sencillo pero que, sin embargo, poco a poco, irá tornándose en oscuro presagio del terrible drama que les tocará vivir. Una historia dura, difícil de ver por su crudeza.
   Cesira no comprende muy bien las ideologías de su época, solo sabe lo que está bien o lo que está mal y lo que más le conviene a su hija y a ella. En el pequeño pueblo conocerá a Michele ( Jean Paul Belmondo), un joven idealista que pretende servir en la resistencia comunista intentando que ella comprenda lo importante que es la lucha por la libertad.


    La película es cruelmente realista y no escatima en escenas de una gran emotividad y dramatismo trafadas también con momentos de enorme felicidad y alegría. Aparecen tipos humanos muy propios de un período tan convulso, en plena guerra mundial, año 1943,  con Mussolini en el poder siendo después destituído y detenido, los aliados llegando por el sur y liberando Roma e Italia. El ya citado idealista, dispuesto a entregar su vida por la causa de la libertad, el fascista salvapatrias que huye despavorido al enterarse de la caída del dictador, los soldados alemanes y los aliados, que aparentemente representan la dualidad entre el horror y la civilización y que finalmente descubrimos que, como siempre, todo es según el cristal con que se mira. A destacar la parte final, donde el director no escatima detalles para narrar un suceso extremadamente traumático, en especial para la inocente Rosetta. Sin embargo, en las escenas posteriores descubrimos como, a pesar de todas las adversidades posibles el ser humano triunfa, la vida se impone al dolor, a pesar de que este siga latente por un pasado traumático. 

    De Sicca sabe sacar buen partido del guión, basado en una novela de Moravia. Técnicamente bien rodada en blanco y negro consigue transmitir ese dramatismo realista, todavía heredero de la época neorrealista. El creador italiano sabe hacernos reflexionar al terminar la película sobre el horror de la guerra y que, en ocasiones, la diferencia entre los buenos y los malos es solo matizable. La barbarie de la guerra queda en evidencia durante el desarrollo de la película y es eso, barbarie, la ley del más fuerte, que puede provenir de los dos bandos en litigio. Este es quizás el mayor logro de la película, una película a mayor gloria de la Loren que parece que haya nacido para hacer esta interpretación. Verdaderamente no se puede sufrir más de lo que sufre esta mujer, en ocasiones calladamente.Es de ese tipo de películas que merecen la pena ser vistas y revisadas por el papel de la estrella protagonista que obtuvo el reconocimiento a su trabajo con un Óscar de la academia norteamericana.  También la joven Rosetta hace un papel memorable, junto a un Belmondo más que destacable.

  Una película diferente sobre la II Guerra Mundial, más centrada en las personas, en sus quehaceres y sufrimientos, en el hambre y la desesperación, en las humillaciones y salvajadas propias de una guerra. Y con un mensaje final esperanzador, donde la vida se impone como decíamos, ante la sinrazón. Una sinrazón brutal, venga de dónde venga. Quizás sorprende el final y esa reacción un tanto fría de la joven adolescente ante su situación, aunque quizás no quepa otra actitud más que la rebeldía contra su propia madre, como intentando culparla de algo que no ha podido evita, una actitud que le permita salir adelante y vislumbrar un futuro mejor.

miércoles, 24 de abril de 2013

CACHORRO ( 2004)


   Destacable película del director alicantino Miguel Albadalejo que continúa con su mundo particular, en este caso abordando asuntos sociales espinosos como es la homosexualidad y sus consecuencias en la España de principios del siglo XXI donde observamos un microcosmos con el que logra crear situaciones extemadamente divertidas trufadas de dramas familiares mal resueltos. 

   Violeta ( Elvira Lindo) madre separada con un hijo menor, Bernardo, decide emprender un viaje exótico por la India con su nueva pareja ( realmente será encarcelada por tráfico de drogas). Como no tiene con quien dejar al chaval se lo encasqueta a su hermano Pedro ( Jose Luis García Pérez) que se encuentra con un buen marrón, ya que él, profesional liberal y homosexual no reprimido lleva una vida nocturna bastante activa. Desde su perspectiva, la de Pedro, vamos a realizar un viaje por el mundo gay madrileño, se supone que por el barrio de chueca, en la noche madrileña y van a surgir muchísimas situaciones cómicas entre sus amigos, novios circunstanciales ( ya que Pedro no quiere atarse sentimentalmente) y su sobrino Bernardo ( reconocible como el pequeño quinqui de la serie Aida), un inocente y pequeño chaval que llega a la gran ciudad y descubre cosas que desconocía, que su madre sólo había esbozado pero que ahora descubre por sí mismo.
   
    Pedro, al hacerse cargo del niño debe bajar el pistón, debe moderarse en su vida privada para que no se de cuenta de su condición sexual desenfrenada.  Asume una gran responsabilidad al hacerse cargo de su sobrino y se agobia al principio pero iremos viendo cómo se van adaptando mutuamente de una manera muy tierna. Y lo que más sorprende es como el pequeño no se extraña para nada de las cosas que ve: las acepta con total naturalidad. Ve salir del dormitorio de su tío a diferentes novios de este, observa con esos ojillos voraces de conocimiento la vida de Pedro y ese Madrid loco y salvaje y lejos de deprimirse, de achantarse, sobrevive y se adapta fenomenalmente.  De repente aparece por allí, sin venir mucho a cuento, la abuela, es decir, la madre del protagonista que quiere recuperar el tiempo perdido y pretende quedarse con su nieto y llevárselo. Hay fricciones y momentos dramáticos ciertamente duros, pero el tono general es simpático.

  Es cierto que  hay algunas escenas que son gratuítas, como la inicial, y que pretenden sobresaltar al espectador o quizás provocar escándalo, desde luego muchos apagarían la tele y se perderían una comedia dramática bastante buena,  que rebosa realismo y  humor, pero que también tiene sus dosis de dramatismo, de situaciones familiares y personales muy duras, casi desgarradoras. Aunque hay que reconocer que en la parte final pierde algo de fuelle y busca la lágrima fácil.
  
     Podemos decir que la película tiene altibajos propiciados por un guión no muy bien resuelto pero desde un punto de vista global la película resulta interesante. En cuanto al aspecto interpretativo, el actor principal, García-Pérez está fabuloso y convincente, hace un magnífico trabajo, dando vida a un personaje poliédrico que sabe ganarse el afecto del espectador a pesar de algunos aspectos desagradables de su vida. El joven niño, David Castillo,  interpreta bien un papel que llega a enternecer. No se puede decir lo mismo de otros personajes, como la escritora-actriz Elvira Lindo que deja mucho que desear, aunque es una de las casi fijas en las  películas de Albadalejo. Película un tanto histriónica pero divertida y emocional. Buena película para entrar en el mundo de este atípico director español.

martes, 23 de abril de 2013

TE DOY MIS OJOS ( 2003)


 Una de las mejores películas de la excelente creadora Izízar Bollaín. En este caso aborda el espinoso asunto de la violencia de género. Pilar (Laia Marull) debe huir de su domicilio un noche con su hijo pequeño. Acosada por su marido, Antonio ( Luis Tosar), humillada, maltratada, decide escapar después de mucho tiempo de vejaciones. El matrimonio lleva junto 9 años y los malos tratos han sido contínuos: insultos, faltas de respeto, humillaciones hasta llegar a la violencia física. Pilar se refugia en casa de su hermana  ( Candela Peña) pero pronto Antonio irá a buscarla y con falsas promesas de buen conportamiento ( "Pilar....yo te doy mis ojos")  logrará que ella regrese al domicilio conyugal.

  A partir de ese momento vemos como la sociedad todavía no tiene muy claras las cosas, incluso la madre de Pilar ( Rosa Mª Sardá), que debío ser maltratada de alguna manera por su marido, el padre de Pilar, parece que la incita a que su deber es regresar con su marido. Una moralina muy oscura que parece subyacer incluso en nuestros días y que en aquel momento estaba muy en boga todavía.
   La película, muy bien dirigida por Bollaín, asemeja a un documental, tiene escenas de mucha dureza aunque en general no peca de morbo o búsqueda de efectismos que llamen mucho la atención, que destaquen mucho la brutalidad de Antonio. Es un verdadero drama donde el centro de toda la narración es Pilar, con una extraordinaria Laia Marull, en una de sus mejores interpretaciones, realista y cruda, dejando un poso tremendo en el espectador que verdaderamente sale de la sala de cine totalmente impactado y conmovido con la actuación. Por su parte Luis Tosar no le va a la zaga y realiza una convincente interpretación, es el villano y lo borda, sobre todo en el tramo final de la película donde la bestialidad llega a su culmen.

    La película funciona muy bien como alegato contra la violencia machista, aunque utilice un estereotipo demasiado sobado y consigue salir airosa en su objetivo de golpear en las conciencias de las personas que la vean. Como panfleto es excepcional y como obra de arte también. Hay excepcionales escenas, de gran dramatismo y tensión emocional y la directora deja bien claro el mensaje que quier transmitir. Una buena película para padecer y sufrir, pero en ocasiones el cine es eso: la cruda realidad que nos pega un bajonazo en el vientre, pero necesario para despertar, para darnos cuenta de lo que ya sabíamos que pasaba pero que, quizás, mirábamos para otro lado. ¿Hay posibilidad de reinserción de estos individuos malnacidos que se atreven a pegar a una mujer?. También eso se plantea en la película y es algo que no queda muy claro. Películas así son necesarias, siguen siendo necesarias, por mucho que el telediario nos diga día si, día también que han matado a una mujer en Quintanilla de Abajo ( y que el marido se ha suicidado). ¿Por qué no se suicidó antes el malnacido?. Estas cosas están fenomenalmente abordadas en la película, que tuvo gran éxito en los Goya. Imprescindible.

lunes, 22 de abril de 2013

FANNY "PELOPAJA" ( 1984)


    Sin duda una sorpresa encontrar un buen policíaco en el cine español. Y mucho más dentro de la filmografía de un director tan irregular como Vicente Aranda. A pesar de que la factura técnica de la obra no sea especialmente brillante, la historia es más que aceptable y la narración  satisfactoria aunque el rodaje y el timing de la película pueda producir, visto hoy, cierto aspecto cutre y desfasado. Sin embargo, si nos olvidamos de eso, mantiene al espectador en vilo casi todo el metraje y se va desarrollando con mucha acción, sin olvidarnos de alguna escena de sexo explícito, imposible de evitar en el director catalán. Se trata de uno de los mejores policíacos de nuestro cine. 

  Incluso la ambientación en una cutrísima Barcelona en los años de la transición, anterior al lavado de cara olímpico, una ciudad oxidada, sucia, sin ímpetu sirve de excepcional escenario para la historia truculenta de la que Fanny, Estefanía Sánchez ( Fanny Conttençon) va a ser la  protagonista principal en un thriller sin muchas contemplaciones, un auténtico juego de venganza. Ella, una bellísima mujer rubia, participa en un atraco a un banco ( hay muchas referencias al cine "quinqui" de la transición, como al comienzo en su faceta de navajera) y después se esconde de un cruel policía, Andrés Gallego ( Bruno Cremer), que la persigue pero también la desea. Este sádico policía, que después será apartado del cuerpo por su corrupta y violenta conducta, asesina a su novio y la deja sin dentadura en una brutal paliza. Por eso Fanny, tan joven todavía, utiliza dentadura postiza, la cual se nos muestra en la primera escena, donde ya se presume cierto destape, propio de esta época.

   El hecho es que nuestra protagonista se pega bastantes años en la cárcel, víctima de su verdugo y por sus propios méritos, aderezados con algún que otro homicidio ( se cargan a un policía en su huída) pero esos años en la cárcel no son en balde, sino que va urdiendo su venganza, pensando un día sí y otro también en cómo ejecutarla. Al pisar la calle, tras la condena, trabaja en una gasolinera para ganarse la vida, pero un día recibe una llamada de un ex-compañero retirado, Julián ( Francisco Algora) que le propone el atraco de un furgón y la perfecta venganza de su cruel y sádico verdugo, el ex-policía corrupto Gallego. 

   La película está trufada de los pertinentes flash-backs precisos para poder explicarnos toda la historia. Utiliza Aranda de manera bastante oportuna frecuentes planos picados y contrapicados para resaltar los momento de máxima tensión, la cámara se mueve, como se mueve toda la acción dramática.  Otro aspecto interesante es esa relación amor-odio entre los dos contendientes, un amor trufado de cierto masoquismo y escenas con alto contenido erótico-pornográfico que añade interés a la narración. Es como si hubiera un cierto síndrome de estocolmo, como que ella no pueda escapar a la atracción del violento policía que la persigue. En cuanto a las interpretaciones, destaca especialmente la de Bruno Cremer, para enmarcar. No tanto la de Fanny Cottençon, pero sale airosa del envite.
    La música, para olvidar, esa música- sintonía ochentera y discotequera que no hace más que recordarnos lo antigua que es la cinta. Quizás lo menos destacable de una muy destacable cinta de Aranda.

 
 

domingo, 21 de abril de 2013

RESTLESS ( 2011)


  Partiendo de un argumento y situaciones interesantes, la película resulta bastante fallida. Van Sant no acierta en esta ocasión con casi nada. La película nos cuenta una historia de amor, unos romeo y julieta contemporáneos. La chica ( Mia Wasikowska) tiene un cáncer terminal y, en esos momentos tan duros pero tan bien llevados por ella, conoce al chico ( Henry Hopper). 

  
    Él tiene la curisosa afición ( cuando no manía) de asistir a todos los funerales que puede. Había perdido a sus padres no hace mucho pero parece que no acababa de aceptarlo y por eso acude a otros funerales. En ocasiones alguien se da cuenta de que no es de la familia y  lo ponen de patitas en la calle. En otras pasa desapercibido. Verdaderamente es una afición extraña. En uno de ellos se conocen y parece que saltan chispas, se enamoran. A partir de ahí se irán conociendo y gustando cada vez más, comenzarán a salir. 
  Entre medias de  esta difícil relación aparece un piloto de guerra japonés de la II Guerra Mundial, que se le aparece, que le hace compañía al protagonista masculino, que la verdad, no sabemos muy bien que pinta en todo este embrollo, es como su conciencia. Se trata de un esquema ya visto en muchas películas, machacón, que no nos sorprende lo más mínimo.
      
  Sin embargo si que se observan  aspectos posivos en el film. En primer lugar la propia situación de ambos personajes que no deja de ser algo morbosa y tierna pero no induce a la lágrima fácil. El tema del amor y la muerte y cómo a través de esta se conocen , como el chico no acepta que a ella le queden solo 3 meses de vida. Ella lo tiene muy asumido, no para de hacer cosas que le interesan, la biología y Darwin, la ornitología, el dibujo de animales y pájaros. 

    Todo eso genera un contraste interesante entre los dos amantes. También tiene momentos de humor negro que no están nada mal. Además, los dos personajes están mal, están perjudicados y por eso quizás surge esa necesidad de apoyarse, de ayudarse en tan penosos momentos.  El desarrollo del argumento es positivo, es esperanzador a pesar del drama que hay de fondo, los diálogos entre ambos son ingeniosos y todos esos momentos resultan muy conmovedores sabiendo como saben que les queda tan poco tiempo para vivir.

   Pueden incluso surgir algunos debates morales como hasta que punto somos felices y como lo sabemos o si eso depende de la duración o intensidad de nuestra relación de pareja.  Sin embargo, como decía al principio, la película no termina de convencer. Esperamos más, mucho más de este director y sus historias. Esta idea de hacer un cine independiente que lo aleje de las etapas comerciales como con "El indomable Will Hunting" , un cine indie, que no acabo de creérmelo. Parece que no tiene claro a dónde quiere llegar con esta película, que ha perdido el rumbo porque hay situaciones absurdas, que no tienen porqué aparecer. Finalmente decir que hay una grave falta de ritmo, la película se llega a hacer muy tediosa y lenta y es pretenciosa porque, en el fondo, se da ínfulas de que va a profundizar mucho en la psicología de los personajes y al final no llega a nada, no llega a buen rumbo.

viernes, 19 de abril de 2013

EL PEQUEÑO SALVAJE ( 1970 )

     
   Una de las grandes obras maestras del genial cineasta francés François Truffaut, interpretada por el propio director que da vida a la persona de Jean Itard, médico y pedagogo de inicios del siglo XIX, que certificó con su testimonio histórico la realidad de los hechos que se nos ofrecen. El director francés teje un relato plagado de enseñanzas de gran trascendencia. El eje central de la historia se centra en la lucha de Truffaut-Itard, por insertar en la sociedad a un pequeño niño que ha vivido en completo desconocimiento de la civilización, salvaje, en los bosques franceses, en abandono total. Es por tanto un pequeño salvaje el personaje del que será después Victor de Averyron, que así será bautizado por Itard. Este  conseguirá la completa educación del niño, acreditando ante la psiquiatría de aquella época que el chico podía llegar a ser civilizado e independiente. 

     El pedagogo pone en marcha un plan educativo para rehabilitar socialmente al salvaje de Aveyron, que como decíamos había sido abandonado en la naturaleza a una temprana edad y había logrado sobrevivir en ella. Víctor ( Jean Pierre Cargol ), el pequeño, desconoce la civilización, no sabe hablar ni comportarse, es un ser sin civilizar. Y va a ser como un conejillo de indias para Itard, ya que se va a valer de él para demostrar y contrastar las ideas filosóficas de su época, planteando la transformación del hombre natural de rousseau por el hombre civilizado, capaz de discernir y llegar a adquirir el sentido de la justicia.
   
La historia además es conmovedora por la humanidad con la que el protagonista trata al salvaje y por algunas escenas que son verdaderamente antológicas y todo ello a pesar de que utilice métodos expeditivos, de cierta dureza, para conseguir su objetivo.  Al principio aparece el pequeño, es descubierto accidentalmente y causa verdadera conmoción, llegando a ser exhibido en París como un monstruo de feria, internado en un hospicio y tomado por idiota absoluto. Allí será maltratado y es entonces cuando aparace el médico y  lo rescata de esa barbarie, lo rescata de la civilización para civilizarlo, demostrando así los frágiles límites que separan esta presunta civilización y lo salvaje que representa el mundo natural.  Abandonado a su suerte, la ciencia lo deshaucia, lo considera retrasado mental. Pinel, el maestro de Itard así lo cree, pero este irá demostrándole con pruebas evidentes su error y que realmente era la falta de educación y los malos tratos los responsables de su retraso que no era mental, sino que al haber estado privado del contacto con la civilización, vivía completamente separado de los individuos de su especie.

   El protagonista, que se hace cargo del pequeño y lo lleva a su propio hogar, nos muestra detenidamente sus técnicas vanguardistas de trabajo, apoyado por una sirvienta, para conseguir que Víctor salga de su estado y consiga hablar y socializarse. Pero será un camino duro y tortuoso para el pequeño, lleno de avances y progresos rápidamente perdidos por su regreso a la naturaleza y   rechazo a todo lo que le están enseñando.  Finalmente Itard conseguirá que Víctor se convierta en un ser humano como otro cualesquiera y, con su historia, Truffaut nos enseña que la educación es la herramienta esencial para el progreso del ser humano. Sin educación no somos nada. 


 El director deja traslucir, como hace también en los 400 golpes, parte de su dificultosa infancia. Y lo hace con un lenguaje cinematográfico próximo al documental que se hace muy atractivo por la rápida sucesión de los acontecimientos y la escasa duración del largometraje. Utiliza conscientemente el blanco y negro con el objetivo de sumergirnos en la época postrevolucionaria francesa. Y obviamente lo consigue,  creemos que estamos en ese momento tan trascendental para la historia de la  humanidad, curiosamente una etapa en la que se estaba definiendo el concepto de derechos humanos.

  A destacar una escena memorable en la que el pequeño salvaje es castigado injustamente por Itard y el niño, que no comprende lo que está pasando, comienza a chillar, podemos decir que se rebela. Esto sirve a la narración cinematográfica para demostrar la humanidad del salvaje y lo que verdaderamente nos diferencia de los animales: el espíritu de rebeldía ante la injusticia. Entonces puede afirmar Itard auténticamente que ese pequeño homínido, que poco se asemejaba a un ser humano, lo es verdaderamente. 

jueves, 18 de abril de 2013

INTOCABLE ( 2011 )

   
  Intocable es una historia conmovedora del encuentro de dos hombres que en principio no guardan ningún tipo de conexión: son dos personas totalmente opuestas, tanto a nivel cultural, social e incluso racial. Philippe ( François Cluzet) es un rico y excéntrico  millonario que ha quedado tetrapléjico tras un desgraciado accidente de parapente.  Driss ( Omar Sy) es un ex-convicto de raza negra que pertenece a los bajos fondos de París, inmigrante en un barrio de inmigrantes. Pero de repente, el azar los va a unir. A través de una historia muy bien contada, con un gran sentido del humor, los co-directores  Nakache y Toledano logran crear una obra de un valor humano y cómico muy notable. 

    Tras varios intentos de contratar a un cuidador a domicilio, que se haga cargo de su limpieza, vestido y cuidado ( hay que tener en cuenta que Philippe necesita una persona casi exclusivamente para él) aparece casi por casualidad Driss. El no parece la persona más adecuada para el puesto, por su carácter y formación, amén de que no tiene experiencia como cuidador de personas discapacitadas. Tampoco parece que pudieran encajar personalidades tan divergentes: el rico aristócrata es un melómano empedernido, amante de los grandes clásicos de la música, el negro inmigrante es rapero. Uno viste de etiqueta y el otro solo ha utilizado chándals.

   Narrativamente arranca con una escena que pertenece al final, una escena impactante, de una persecución policial forzada por Driss para goce y disfrute de su fiel Philippe, que finge una enfermedad grave para justificar ante los agentes del orden su velocidad. A partir de ahí, la historia nos ofrece un salto temporal hacia atrás, cuando estos dos personajes se conocen y comienzan a forjar su amistad. Después la historia transcurre a través de diferentes escenas  que están muy bien entretejidas sobre la narración principal, es una comedia genial, una de las grandes comedias de los últimos años, que merece la pena ver y disfrutar en un metraje que jamás se hace largo a pesar de sus 120 minutos.

  La película es muy honesta porque no utiliza el asunto de la discapacidad como excusa para crear un ambiente dramático. Eso queda descartado desde el principio. Muy al contrario, se aborda ese tema de una manera fresca y divertida, con gran energía y lucidez. Philippe era un hombre muy vital y lo sigue siendo a pesar de su enorme minusvalía. Su alter ego es un hombre muy enérgico y con una fuerte personalidad pero ambos llevan a cabo una simbiosis perfecta y, aunque Philippe necesita a Driss, puesto que su minusvalía es total y absoluta, no es un monigote en sus manos. Tiene su propio espacio en la narración, destilando un humor clasista que en ciertos momentos enfada a Driss, sin embargo, el cuidador le devuelve enseguida el golpe con un humor más burdo, más típico de su posición social, pero que se hace verdaderamente agradable en el desarrollo narrativo de las diferentes peripecias que van a ir viviendo juntos.

   El guión es excepcional, basado en una historia real, sabe sacar lo mejor de todas las situaciones en las que se ven inmersos los dos protagonistas.A destacar escenas como la de la ópera, que roza la hilaridad: Philippe intenta introducir a Driss en el bel canto, pero el intento parece resultar imposible y, sin embargo, la comicidad que desprende desborda al espectador. Las interpretaciones de los dos personajes son excepcionales. Omar Sy lleva a cabo una una conmovedora y brillante actuación, llena de matices, resultando una verdadera sorpresa. Intercala situaciones de gran dramatismo con momentos de gran comicidad.  Cluzet no le va a la zaga, aunque su papel sea el de una práctica inmovilidad, utiliza una gestualidad maravillosa a lo largo de toda la película.  

  Para finalizar una muy destacable banda sonora que no va a la zaga del conjunto de la película, que posiblemente va a pasar a la historia del cine y no solo francés, será recordada durante mucho tiempo. Verdaderamente los franceses saben hacer grandes comedias y convertirlas en éxitos universales hasta en taquilla. Conmovedora, divertida, extraordinaria. Absolutamnte recomendable e imprescindible.

miércoles, 17 de abril de 2013

DEXTER


No es habitual encontrar en este blog reflexiones acerca de series de television, pero esta serie norteamericana, que comencé a ver hace unas semanas, merece comentario aparte. Dexter ( Michael C. Hall) puede ser uno de nosotros, uno cualquiera, que albergue en su interior a otra persona diferente de la que representa, un magnífico investigador de muestras de sangre en la policía de Miami. En realidad, en el fondo de su alma, es un despiadado asesino en serie, que disfruta troceando a sus víctimas con una precisión digna de Jack el destripador. Sin embargo no es un ser malvado porque gracias a su padrastro, que descubrió en él cuando lo adoptó al psicópata que llevaba dentro, supo entrenarlo, dirigirlo para que toda su rabia contenida se dirigiese únicamente contra la peor escoria de la sociedad. 

   Dexter es un asesino de asesinos, un justiciero, pero muy diferente a ese Clint Eastwood pistolero. Es un hombre joven y atractivo, guapo, que cae bien a la gente porque es un buen profesional y no es para nada una persona que se pavonee de sus logros en la policía. Es un policía asesino, ejecutor de ejecutores, pero es buena gente. Sabe controlar muy bien sus instintos psicópatas e incluso, con el paso de los capítulos, vamos descubriendo que, a pesar de que el mismo, en su voz en off ( constante en toda la serie) se ve como alguien vacío que no es capaz de sentir ni expresar emociones, si que logra caer bien a la gente, hacer el bien a muchas personas y eso lo va cambiando muy lentamente.

    Encuentra a Rita ( Julie Benz), una preciosa mujer divorciada con dos  niños, víctima de malos tratos, que se tiene que enfrentar a la salida de la cárcel de su exmarido que irá a reclamar su derecho a ver a sus hijos. Dexter no sabe exactamente si la quiere, pero piensa que es la mujer perfecta: una persona destruída que, como él, se siente humillada por la sociedad e incluso incapaz de volver a practicar el sexo con nadie, puesto que fue también víctima de violación. Dexter cree encontrar, por egoísmo, su pareja perfecta: el no quiere implicarse emocionalmente con  nadie y puede estar con una persona que no le va a pedir nunca algo que el no puede dar. Sin embargo Rita, con su dulzura y buen hacer, conseguirá ir moldeando el corazón de Dexter, llegando incluso a entregarle su bello sexo.

    Además la relación con los niños es magnífica, aunque en todo momento el protagonista refiere esa falta de empatía propia del psicópata, nos habla contínuamente de que no siente nada, que no siente alegría, que no es capaz de alegrarse y reirse ante la risa de los demás. Sin embargo con el exmarido de Rita la cosa ya cambia de matiz, en principio se muestra distante y frío pero finalmente dará un pequeño pero notable empujón para que regrese a la cárcel, donde desaparecerá definitivamente.

    En la primera temporada aparece, junto a los típicos casos de asesinatos en los que debe participar como investigador, un sádico asesino en serie que congela a sus víctimas después de desangrarlas como a corderos en un matadero. A Dexter le motiva este caso, ya que él también es un asesino con pocos escrúpulos. Y todavía le va a motivar más cuando descubre que el asesino del hielo conoce su secreto. Juega con Dexter, entra en su domicilio y le deja pistas, pequeñas muñecas troceadas y perfectamente empaquetadas, tal y como hace con sus víctimas. Naturalmente no dice nada en la policía ni a su hermanastra ( también policía) porque sería descubrir su secreto. Poco a poco iremos viendo la evolución de la primera temporada y esa lucha titánica entre sombras y luces entre Dexter y el asesion del hielo, con un final verdaderamente sorprendente.

   Aunque la serie parece la típica serie de policías americana contiene un conjunto de virtudes que hace casi adictivo su seguimiento. Los capítulos son cortos y con muchas revelaciones nuevas, casos intrincados y esa actitud que solo el espectador y Dexter conocen, ese secreto, del que hace uso en ocasiones para salvar vidas quitando algunas manzanas podridas. Las regresiones a su infancia y pasado están muy bien trabajadas, así como su voz en off, muy reveladora en determinados momentos. La primera temporada se sigue con atención. A partir de la segunda las cosas se clarifican en ciertos sentidos aunque surgen nuevas tramas que lo enredan todo, incluído a nivel sentimental. También aparece algo que lo cambia todo: aparecen los cuerpos que Dexter ha ido diseminando en bolsas de plástico en la bahía, y ahora Dexter es, sin que nadie lo sepa, el asesino de la bahía.¿ Debe investigarse a sí mismo? ,Recomendable aunque yo solo llevo una temporada y media, desconozco las tramas de las siguientes temporadas, pero reconozco que me identifico con él. Me he enganchado a este tipo siniestro y frío, que se siente vacío. Todos podemos ser Dexter porque todos podemos albergar en el fondo de nuestro corazón el instinto asesino que nos empuje a eliminar a todos aquellos que hacen daño a los que más queremos.

LA DELICADEZA ( 2011 )


    Película de sentimientos, encontrados en ocasiones, de dramas y de romances. La película se puede dividir claramente en tres bloques bien definidos. En la primera parte Nathalie, una notable Audrey Tatou, vive su apasionada historia de amor. Es el amor de su vida, viven en pareja y todo es perfecto. Pero se desencadena el terrible drama: su amor sale a la calle para un asunto trivial y muere en un accidente trágico. Todo cambia de repente para Nathalie: ahí comienza el segundo capítulo, por así decirlo: el duelo. Es un duelo terrible, porque la protagonista ha perdido algo que realmente amaba, se aisla, no quiere vivir, pero poco a poco irá saliendo del agujero. Hasta aquí el drama romántico. Y después, la tercera parte: la comedia romántica, donde Nathalie conoce de nuevo el amor, pero un amor diferente al primero, completamente opuesto, un torpón y grandote tipo sueco que, con su ternura y timidez la sacará del atolladero de una manera ciertamente delicada.

     Markus ( François Damiens) carece de dotes de seducción, es poco atractivo, muy reservado y tímido, torpe en casi todos los aspectos y tampoco es una persona brillante que escriba bellas cartas de amor, pero transmite una ternura y bondad enormes y eso es suficiente para que Nathalie recupere su vida y se abra de nuevo al amor.  Sin embargo surgirán dificultades para que cuaje esta nueva relación, la gente no lo ve normal: ¿cómo va a ser posible el amor entre dos personas tan diferentes?. Ella, guapa y buena profesional, con dotes de mando en su empresa. Él, feo y carente de atractivo, empleado subalterno. Pero surge y he ahí el misterio del amor. Personajes tan aparentemente distintos, descubren que son almas gemelas y aunque el mundo que los rodea no los vea con buenos ojos ( solo su abuelita, en la campiña sabe desentrañar en un segundo la bondad de Markus) ellos acaban por salir adelante, no sin las típicas dificultades del personaje inseguro que interpreta Damiens.

    El jefe de Nathalie, un hombre poderoso, triunfante en la vida ( aunque no en el amor) intentará seducirla pero ella se resistirá y cuando observa que un hombre menos agraciado que él, sin poder alguno, un fracasado en muchos aspectos, ha conseguido enamorarla  montará en cólera  pero ella sabrá sacar lo mejor de sí misma para convertir la situación en un enfado pasajero y en un triunfo de su  amor.

   Los directores, hemanos y autores también de la novela, resuelven la película de manera más que favorable, con un ritmo pausado pero sin discontinuidades, saben introducir muy bien el drama y la comedia, de manera conmovedora en ocasiones, pero sin dejar de lado la profundidad a través de esa crítica social de la superficialidad, del mirar solo lo que se ve externamente y prejuzgar antes de conocer el fondo de las personas. 
  
   Hay escenas de gran comicidad, como cuando Markus, que ya se cree un galán de postín, seduce a bellas modelos, aunque sea solo un pensamiento. Esa parte cómica se hace más llevadera que toda la parte dramática, pero en conjunto es una película que rezuma dulzura y sensibilidad. Es, efectivamente, la delicadeza. 

martes, 16 de abril de 2013

CRÓNICAS ( 2004)




  Película verdaderamente interesante aunque de muy difícil digestión por la temática que aborda, no apta para todas las sensibilidades. Hay que advertirlo porque esta cinta colombiana trata sobre un asesino en serie que disfruta secuestrando, violando y asesinando niños. La película aborda muchas cuestiones que pueden estar candentes a nivel socio-político como la perversidad del ser humano, el sistema penitenciario y policial en estos países latinoamericanos, los límites que debe tener la prensa y la propia ética de sus profesionales. También debates de índole moral como si debemos proteger con todos los medios legales a abyectos criminales en serie que sabemos que van a volver a actuar una vez recuperen su libertad. Otro aspecto que queda patente es la pobreza y miseria  de estos países que está extraordinariamente retratada por el director. Todos estos temas y muchos más se abordan en esta magnífica película producida por Cuarón y Guillermo del Toro. 

   En un pequeño pueblo ecuatoriano unos reporteros mejicanos, junto a una española ( Leonor Watling) están rodando un documental sobre unas misteriosas desapariciones de niños, a manos de un asesino conocido como el  monstruo de Babahoyo. El primer día que llegan está siendo enterrado el último de los niños encontrados. La familia está sufriendo mucho, toda la aldea está aterrada y en una gran tensión. De repente, a punto de terminar el entierro, aparece un convecino que, acompañado de su hijo, sufre un accidente con su camioneta con tan mala fortuna que atropella a uno de los hijos de la familia que acababa de enterrar al pequeño. 

     Entonces, el padre del niño, que acaba de morir atropellado, deja escapar toda su cólera y, junto a otros de la aldea, tratan de linchar al conductor de la camioneta. Las fuerzas del orden tratan de impedirlo, pero están a punto de no poder hacerlo. Mientras, el periodista sensacionalista Manolo Bonilla ( John Leguizamo), testigo del suceso, obliga a su cámara a grabar toda la cruel escena. 


  Durante toda la película se aborda el problema de la ética del periodismo y si, efectivamente, hay límites éticos que no se deben atravesar. El protagonista se los salta todos, con el fin de lograr un reportaje sensacionalista, en el que cree estar entrevistando al asesino, el misterioso hombre que había estado a punto de ser linchado por su fortuíto atropello. Muchas pruebas, que oculta a la policía con el único fin de conseguir el estrellato en la televisión sensacionalista de Miami, le conducen irremediablemente a este personaje al que le dejan entrevistar en la cárcel. 
   El espectador no sabe a ciencia cierta si este hombre ( fabulosa interpretación de Damián Alcázar, como Vinicio Cepeda) es el asesino. Tiene mujer y un hijastro, trabaja de viajante, está poco tiempo con su mujer, que además está a punto de tener un hijo suyo. ¿Quién puede pensar que esta persona esté detrás del psicópata criminal?. Pero en las entrevistas se revelan aspectos que sólo alguien muy cercano al asesino puede saber.  Pero no lo podemos saber. Sin embargo, Vinicio revela a Bonilla que ha conocido en persona al carnicero y que este le señaló el lugar donde tiene enterrado su siguiente víctima. El periodista, intrigado, descubre el lugar, pero lo oculta a la policía porque antepone sus intereses profesionales a cualquier otra cosa. ¿Es Vinicio el asesino?. No lo podemos afirmar. El objetivo de este es salir en televisión como la víctima del lichamiento y conseguir salir así de prisión ( en la que está por el atropello mortal del principio) y para ello se vale de Bonilla y su equipo.

   Muy bueno el retrato de este presentador o Showman televisivo, ambicioso y trepa ,también acompañado de una ayudante, nuestra Leonor Watling que hace un papel casi testimonial aunque pone cordura en ciertos momentos. Verdaderamente es un thriller muy bien dirigido y construido, aderezado de magníficas interpretaciones, sobre todo la de Alcázar, que ofrece una exhibición interpretativa. Altamente recomendable, aunque no apta para personas muy sensibles, como ya decíamos.